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lunes, 18 de noviembre de 2013

Plaguicidas

Un pesticida o plaguicida es cualquier sustancia o mezclas de sustancias, de carácter orgánico o inorgánico, que está destinada a combatir insectos, ácaros, roedores y otras especies indeseables de plantas y animales que son perjudiciales para el hombre o que interfieren de cualquier otra forma en la producción, elaboración, almacenamiento, transporte o comercialización de alimentos, producción de alimentos, productos agrícolas, madera y productos de madera o alimentos para animales, también aquellos que pueden administrarse a los animales para combatir insectos arácnidos u otras plagas en o sobre sus cuerpos.

Conocimientos y precauciones para el adecuado uso de plaguicidas
Asumiendo que la plaga ha sido correctamente identificada, se elige el plaguicida para su control tomando en cuenta los siguientes factores antes de aplicarlo:

Etiqueta
Es importante leer detenidamente la etiqueta ya que en ella se indica: (1) el nombre común o comercial; (2) el ingrediente activo; (3) la concentración y la clase de formulación; (4) el grado de toxicidad; (5) los primeros auxilios que se deben suministrar en caso de envenenamiento; (6) la protección que se necesita al manipular, aplicar y almacenar el producto; (7) los posibles daños a animales y al medio ambiente; (8) contenido neto; (9) indicaciones para el desecho de envases; e (10) instrucciones de uso.

Compra y almacenamiento
Al comprar plaguicidas se debe exigir envases en buen estado. No comprar productos que ya hayan caducado o que presenten fechas alteradas.
Almacenar los productos tóxicos en sitios lejanos a la casa o habitación, en un sitio especialmente acondicionado para ello, fuera del alcance de los niños y bajo llave.
El lugar debe ser seco, con buena ventilación y los productos deben ser conservados en sus envases originales con sus respectivas etiquetas. Se debe evitar que los envases estén expuestos directamente a la luz del sol.
Nunca se debe almacenar junto alimentos de consumo humano, ni junto al forraje para los animales.

Dosificación
Se debe utilizar la dosis recomendada. Una sobredosificación puede causar toxicidad al cultivo y desarrollar resistencia en las plagas. Por el contrario, una subdosificación controla deficientemente a la plaga.

Equipo de protección
Gafas: Evitan que los ojos entren en contacto con los vapores de los plaguicidas.
Guantes: Evitan que el plaguicida entre al cuerpo al ser absorbido por la piel, protegiéndola de los efectos del producto químico (manos partidas e irritadas). Los guantes de mejor protección son los de nitrilo ya que no se dañan con químicos corrosivos (aquellos que producen quemaduras). Además son más duraderos y resistentes que los guantes comunes.
Overol de protección: Evita que la ropa se moje con el plaguicida y luego sea absorbido por la piel. Protege en especial las zonas de las piernas y entrepiernas.
Chaqueta de plástico: Evita que las mangas de la camisa se mojen con el plaguicida y luego sea absorbido por la piel. Protege en especial las zonas del pecho y los brazos.
Botas: Evita que las piernas y pies se mojen con el plaguicida. El overol de protección debe ser introducido en las botas para una mayor protección de la piel.
Mascarilla: Evita la inhalación del plaguicida mientras se aplica. Para que los filtros rindan más tiempo debe colocarse una capa de algodón grueso entre el filtro y la tapa. Se debe cambiar el algodón cada vez que se usa la mascarilla.

Preparación de mezclas
No se debe mezclar productos con el mismo ingrediente activo o de igual modo de acción. Al preparar la mezcla primero se debe colocar los productos formulados como polvos (mojables y solubles) y luego los formulados como líquidos. De estos últimos es recomendable mezclar primero las suspensiones acuosas, luego las soluciones y al final los concentrados emulsionables o aceites. Antes de realizar la mezcla es necesario realizar la prueba de compatibilidad.

Prueba de compatibilidad
Usar un frasco transparente de ¼ de galón, para hacer la prueba de compatibilidad de los productos a usar en la mezcla.
Colocar los productos en la siguiente proporción: (i) para los productos sólidos colocar una cucharada de producto por ½ l de agua; y (ii) para los productos líquidos colocar una cucharada de producto por ½ l de agua.
Agitar bien el frasco una vez mezclados todos los ingredientes, dejar reposar de 15 a 60 minutos.
Si la mezcla es compatible coloque los productos en el tanque de preparación en el mismo orden que se colocaron durante la prueba.
Luego aplique en una área de prueba en el cultivo. Si no hay daños, se comprueba su total compatibilidad.

Los plaguicidas son incompatibles:
  • Si la preparación se calienta.
  • Si se forman grumos.
  • Si se forman natas.
  • Si se corta.
  • Si los sólidos se precipitan.

Equipos de aplicación

La mayoría de equipos de aplicación requieren un mantenimiento continuo, especialmente las boquillas. Estas deben conservarse en buen estado y deben ser cambiadas cuando se presenten desperfectos o la descarga sea desigual.
Por ningún motivo se debe perforar orificios de salida a las boquillas buscando mayor volumen, debido a que se reduce la presión de salida y aumenta el tamaño de la gota, generando desperdicio y aumentando las probabilidades de contaminación al aplicador.



Preparación de la dilución y su aplicación

  • En primer lugar se debe hacer una premezcla. Es decir, se debe disolver el plaguicida en un volumen bajo de agua.
    Para la preparación de la premezcla debe usarse una mascarilla adecuada para productos químicos, guantes de caucho y gafas. Con el fin de evitar inhalar, ingerir o absorber el producto químico.
    La premezcla se recomienda realizar en recipientes pequeños de plástico y dosificadores, para luego verter esta en recipientes de mayor tamaño.
    El agua a utilizarse debe ser limpia para evitar obstruir las boquillas de las bombas y para evitar que las partículas de suelo atrapen las partículas de los productos.
    Para mezclar y agitar el producto en el agua, use algún utensilio limpio y adecuado para este propósito.
    Nunca utilice las manos para mezclar o agitar el producto.
    Preparar el volumen exacto para cada aplicación.
    No realizar las aplicaciones en condiciones de mucho viento. Aplicar en las horas de la mañana o al final de la tarde.
    Evitar las aplicaciones cuando se hayan pronosticado lluvias después de la aplicación.
    No comer ni fumar cuando se esté realizando la aplicación. Esto es muy importante para evitar ingerir o inhalar el plaguicida que se está aplicando.
    Asegúrese de que la dilución sea agitada constantemente durante todo el tiempo que dure su aplicación.
    Después de la aplicacion
    Si sobró producto, aplicarlo sobre el cultivo. No desecharlo en acequias, ríos y lagunas.
    Evitar el ingreso de personas o animales al lote recién asperjado, mínimo 48 horas luego de la aplicación.
    Lavar la bomba de mochila utilizando un cepillo de cerdas suaves y abundante agua y jabón. Usar guantes de caucho.
    Lavar, ropa, botas y guantes de protección con detergente, el mismo día de su uso y cuidando de usar guantes para evitar contaminarse con restos del producto. Dejar secar estos equipos a la sombra.
    Tanto la bomba de mochila como la ropa contaminada y el equipo de protección deben ser lavados en tanques especialmente acondicionados para ello, lejos de la casa y sin mezclarlos con ropa u otros utensilios de la casa. En ningún caso utilizar la piedra de lavar de la casa, pues esto puede causar contaminación por plaguicidas en otros miembros del hogar.
    Arrojar lejos de la vivienda el agua utilizada para lavar la bomba de mochila, la ropa contaminada y el equipo de protección, en terrenos baldíos y jamás en fuentes de agua.
    Tomar un baño con abundante agua y jabón, inmediatamente después de haber utilizado los plaguicidas. De preferencia esta debe ser la primera actividad al regresar a casa.
    No utilizar los tanques o bidones donde se prepararon las mezclas y donde se lavó la bomba de mochila, la ropa contaminada y el equipo de protección para almacenar agua para el consumo diario del hogar, o para la preparación de alimentos.

    El riesgo de manipular plaguicidas

    El riesgo o posibilidad de daño para la salud, depende del grado de toxicidad del producto y de lo expuesto que se esté a él.

    Daños para la salud que pueden producir los plaguicidas

    La exposición a plaguicidas supone siempre un riesgo para la salud de las personas, por la posibilidad de que produzcan efectos o acciones perjudiciales. Eso quiere decir que aunque no todas las personas que están en contacto con plaguicidas sufren daños en su salud, lo que si tienen son más posibilidades de llegar a sufrirlos.

    Los efectos negativos que producen pueden ser:

    Efectos agudos o daños que pueden producir a corto plazo:

    1.Lesiones en las "puertas de entrada".

    Son las producidas por algunos plaguicidas en las partes del organismo humano por las que penetran. Pueden tratarse de:
    - Si el contacto es a través de la piel: Irritaciones de la piel, quemaduras..
    - Si el contacto es a través de las mucosas:
    Ojos: conjuntivitis
    Nariz: rinitis
    Vía respiratoria: laringitis, bronquitis.
    Via digestiva: esofagitis, gastritis.
    Una vez han penetrado, los plaguicidas llegan a la sangre y se distribuyen por todo el organismo afectando especialmente al sistema nervioso. Después algunos plaguicidas (carbamatos, organofosforados) son eliminados con bastante rapidez, mientras que otros (organoclorados) pueden quedarse durante años, acumulados en la grasa.

    2. Intoxicaciones agudas.

    Cuando la cantidad de producto que ha penetrado en el organismo es suficiente para provocar enfermedad con una dosis única, se ha producido una intoxicación aguda. Ejemplo: El caso del trabajador que durante la aplicación se moja con el producto, continúa trabajando y al poco tiempo se encuentra mal, se ha intoxicado.

    3.Reacciones alérgicas.

    Las reacciones alérgicas son respuestas alteradas por parte del organismo, producidas por la penetración de ciertas sustancias que le dan una sensibilidad especial para cualquier nuevo contacto con ellas, aún en cantidades mínimas. A estas alteraciones de la capacidad de reacción del organismo, se les llama rinitis alérgica si se producen en la nariz, asma si es en los bronquios, eczema alérgico si es en la piel.

    Efectos subagudos o daños que pueden producir a medio plazo:

    1.Intoxicaciones subagudas.

    La intoxicación subaguda es el efecto que aparece por la entrada repetida de dosis pequeñas. La intoxicación crónica se produce por acción prolongada e inadvertida de dosis pequeñas de tóxico cuyos efectos pasan desapercibidos en dosis únicas. Al riesgo de sufrir estos dos tipos de intoxicaciones, se encuentran sometidos en primer lugar los manipuladores profesionales de plaguicidas y los agricultores que utilizan con frecuencia estos productos, y en menor medida los consumidores de productos tratados en los que queden residuos.
    Efectos crónicos o daños que pueden producir a largo plazo
    1. Intoxicaciones crónicas.

    La toxicidad crónica y, en general, los efectos a largo plazo pueden convertirse en problemas importantes para la salud de los trabajadores agrícolas, al ser cada vez más frecuentes los contactos con plaguicidas y productos químicos en general. El tiempo que se está expuesto a ellos también va en aumento, y sus efectos pueden ir acumulándose. En algunos casos, como ocurre con los organoclorados, se van depositando cantidades de sustancia, que como suelen ser pequeñas aparentemente no producen nada, pero con el paso del tiempo esto puede variar.

    2. Reacciones alérgicas.
    . Cáncer y otros.
    Los cánceres y otros graves efectos están relacionados en ciertas investigaciones con la exposición profesional a algunas de estas sustancias (organoclorados).
    En los efectos a corto plazo los síntomas suelen aparecer rápidamente, lo que facilita el conocimiento del problema y la identificación de la causa. Las molestias que se producen casi siempre impiden que se siga trabajando, cesando así el contacto con el tóxico. Aparecen señales de alarma y, en general, con el alejamiento de la exposición y un tratamiento adecuado suele ser suficiente para el restablecimiento, aunque a veces no sea completo.
    Con los efectos a largo plazo no ocurre lo mismo, y cuando comienzan a manifestarse son casi siempre imposibles de curar, así ocurre con las lesiones crónicas del sistema nervioso, hígado y riñones.
    Hay que desechar la idea tan extendida de que "sólo son tóxicas aquellas sustancias que son capaces de dañar rápidamente", porque como hemos visto, no es cierta.

    3.Intoxicaciones agudas

    Según la OMS todos los años se producen en el mundo alrededor de 500.000 intoxicaciones agudas provocadas por plaguicidas, de las cuales cerca del 1 % son mortales.
    El tiempo que pasa desde el contacto con el plaguicida hasta la aparición de los síntomas varía mucho de unos casos a otros, dependiendo del tipo de producto, de la vía de entrada, etc.., variando desde pocos minutos hasta días.
    Los síntomas de las intoxicaciones agudas son muchas veces confundidos por el propio trabajador, y a veces hasta por el médico, con cualquier otra enfermedad. La mayoría de los productos químicos, incluyendo los plaguicidas producen unos cuadros clínicos que al comienzo se parecen:
    Suelen comenzar con: sensación de malestar, náuseas, mareos, dolor de cabeza, molestias digestivas, debilidad..., tratándose entonces de una intoxicación aguda leve.
    Si aumenta la gravedad del cuadro, estamos ante una intoxicación aguda moderada que se manifiesta por mayor malestar, visión borrosa, náuseas más intensas que provocan vómitos, temblores musculares, calambres y dolores abdominales, sudoración profusa, diarrea, etc...
    Si el caso es más grave se produce la intoxicación aguda grave, con problemas abdominales y respiratorios de gran intensidad, frialdad, palidez y sudoración, pérdida de conciencia, convulsiones y otros, que pueden llegar al coma y a la muerte.
    A la secuencia de alteraciones citadas, que es común para gran parte de las intoxicaciones, sobre todo agudas, suele asociársele, en el caso de algunos productos, otros síntomas más específicos. Es el caso de las quemaduras químicas ocasionadas por herbicidas, o las hemorragias potenciadas por algunos raticidas.
    Otro fenómeno destacable es el que se da a veces en trabajadores que toman bebidas alcohólicas y están o han estado recientemente en contacto con carbamatos. Se produce un efecto llamado ANTABUS que se manifiesta con un cuadro clínico muy aparatoso con malestar general, náuseas, vómitos, mareos, visión borrosa.

    Factores de riesgo al manipular plaguicidas

    El potencial de los plaguicidas para producir daño a la salud de las personas es alto en general, pero es diferente de unos compuestos a otros; y el riesgo real frente a cada uno de ellos varía según unos factores que interesa conocer muy bien, con el fin de evitar aquellos que potencien el riesgo.

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